lunes, 25 de julio de 2011

La Educación Venezolana desde el Enfoque del Humanismo

La Educación Venezolana desde el Enfoque del Humanismo
“El hombre es la medida de todas las cosas”
Máxima de Protágoras

La Concepción Humanista

El término Humanismo tiene sus inicios en la antigüedad clásica. Los sofistas, cinco siglos antes de la era cristiana, desde su posición de educadores de una pequeña minoría (educación de las élites), dieron  validez a un concepto que con el transcurso de los siglos y en presencia de cambiantes realidades históricas se iría llenando de nuevo contenido: lo que se conocería seguidamente como el Humanismo. Heráclito, al concebir la articulación del hombre en la constitución legal del Cosmos, regido por un principio unitario, contribuyó de manera decisiva a darle forma a una nueva teoría educativa. Con ellos (los sofistas) se inicia una etapa de gran importancia en el desarrollo del humanismo, al cual define W. Jaeger “como la idea de la formación humana” relacionada ésta con la llamada educación general humana, que tiene en Grecia también su origen.

Los sofistas instituyen uno de los períodos de mayor trascendencia en el impulso del humanismo, básicamente el primero que conoce la historia; sin embargo, la educación ejercida por ellos adolecía del carácter popular, estaba destinada a la formación de los caudillos; era sobretodo una forma de educación de la nobleza (educación burguesa). En la historia de la filosofía se conoce con el nombre de Humanismo al movimiento promovido en el Renacimiento, dirigido a elevar la dignidad del espíritu humano, valorizándolo, mediante el aporte cultural suministrado por la Edad Media, la escolástica, la cultura antigua y la cultura moderna.

Este era un movimiento defendido por la burguesía y confeccionado para ella que ascendía como clase social y dirigido contra el clero y la nobleza, que eran quienes controlaban el poder y mantenían los principios religiosos con que tendían a argumentar las influencias que ejercían. Por tal razón, se presentaba como un movimiento anticristiano. Se le conoció en su momento como el Humanismo Burgués, dirigido por burgueses para los burgueses. Para los humanistas del Renacimiento el hombre no era el individuo común y corriente que sufre y que trabaja, que vive el día a día, que produce la riqueza para unos pocos, aquel a quien le falta educación, aquel que posee pocos recursos económicos, sino el de las élites poseedoras de la riqueza y del poder.

Esta primera tendencia del humanismo no tomaba en cuenta a las clases sociales constituidas por las personas de menores recursos: campesinos, arrieros, entre otros. Giordano Bruno, consideraba que “ni el arte ni la ciencia son manjares para el paladar de las multitudes”. Asimismo, Erasmo de Rotterdam, sostenía que “es vil e indigno pensar con el pueblo”. Por su parte, Maffeo Vegio, dijo que “no participaba de la naturaleza humana, sino más bien de la del buey”. (Cit. Luis Beltrán Prieto Figueroa, 2005: 11).

Por su parte, Jacobo Burckhardt (Tomado en: Luis Beltrán Prieto Figueroa, 2005: 11), sostenía: “El reproche más grave que cabe hacer a este nuevo elemento (el medio intelectual del Renacimiento) es el de su falta de arraigo popular, ya que desde ese momento se produce necesariamente en toda Europa una escisión entre el hombre culto y el ignorante. Mas, el reproche pierde toda su fuerza si reconocemos, como tenemos que reconocer, que dicha escisión persiste hoy día, sin que podamos suprimirla, a pesar de hallarnos firmemente persuadidos de los males que implica”.

Desde la época del nacimiento del Humanismo, pasando por el Renacimiento, éste ha cambiado sustancialmente. Nació para la atención de las clases poseedoras de los recursos y fue transformándose hasta llegar a los actuales momentos cuando su tendencia más extensiva se centra en la atención primera del ser humano, partiendo sustantivamente de la educación de éste. 

  Luis Beltrán Prieto Figueroa
Para Luis Beltrán Prieto Figueroa, “el término humanismo se llena en cada época de nuevos contenidos; con él se inicia una verdadera exaltación del espíritu y cobran puesto distinguido los valores racionales, por cuanto señala una decidida actitud frente al hombre. Cada movimiento filosófico le agrega o quita algo y le utiliza en la forma que mejor cuadra para explicar sus preocupaciones por el hombre” (Luis Beltrán Prieto Figueroa, 2005: 14). El Humanismo ha ido cambiando y desarrollándose hasta estar concebido estrictamente bajo las premisas de las concepciones actuales, dadas en los siguientes autores: la autorrealización en Maslow, A.: 1954, la actualización de sí mismo en Allport, G.: 1958, y la persona plenamente funcional en Rogers, C.: 1969.
               
   Carl Rogers                   Abraham Maslow                       Gordon Allport
Todas las concepciones humanistas le otorgan al ser humano papel relevante en el proceso que configura su realización para desenvolverse en el seno de una determinada sociedad. Consideran la libertad de acción como un elemento importante, para que las personas, como centro de atención, contribuyan decididamente hacia la satisfacción de sus necesidades inmediatas, pudiendo categorizarlas en orden de jerarquía y alcanzar sus objetivos planteados. Suponen que de esta manera consiguen su autodeterminación al autorregular su accionar.

Los humanistas consideran la educación como la práctica de la libertad, abierta a la vida y la felicidad, al enriquecimiento y engrandecimiento del ser, a la búsqueda de la autonomía individual y la realización plena de la personalidad. Aquella que contribuye a la autorrealización de la persona, la cual debe lograr un aprendizaje profundo y sistemático para que éste perdure en el tiempo. El ser humano está en la capacidad y así lo ha de experimentar de aprender a autorregularse para tender a partir de allí a su autodeterminación y su autotransformación.

Consustanciados con su confianza sobre la capacidad constructiva del ser humano, aseguran que aunque éste es un ser imperfecto tiene la tendencia a desarrollarse positivamente siempre y cuando el espacio para su aprendizaje sea favorable, fidedigno; en el cual se sienta libre, esboce su creatividad, reciba el respeto y la simpatía que unidos a su forma de reflexionar ante las circunstancias le permita descubrir sus verdaderas necesidades y valores, como lo afirma Carl Rogers; lo que lo hace ser perfectible por cuanto propicia por sí mismo las potencialidades para su propia transformación.

En referencia a esto, Abraham Maslow (1954), subraya que todos aquellos aprendizajes individuales, que inducen a la persona a su propio descubrimiento, le conducen a la búsqueda de la autorrealización, promoviendo el proceso de aprender a convertirse en persona, en un ser humano pleno. De igual manera, Carl Rogers plantea que el proceso de enseñanza debería tener como su meta principal el que la persona pueda aprender a aprender (configurado esto en el nuevo sistema educativo planteado en Venezuela y específicamente en la Aldea Universitaria Joaquina Sánchez: Sistema Educativo Bolivariano), para que ese conocimiento le dure a lo largo de su vida, transformando y aumentando progresivamente dichos conocimientos.


Todos los aspectos señalados, entre otros, se enmarcan dentro de la concepción del Humanismo como base fundamental del desarrollo humano. Se describe a grandes rasgos allí la concepción humanista de Carl Rogers, Abraham Maslow y Gordon Allport. Toma de ellos sus teorías psicológicas para el aprendizaje.

Los estudiosos más prominentes de las teorías del Humanismo como Abraham Maslow y Carl Rogers consideran al aprendizaje como un proceso permanente, y por lo tanto es allí,  donde participa de forma activa la persona (dispuesto esto en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela y en la Ley Orgánica de Educación) como ser individual y total, interviniendo de manera directa al mismo tiempo su capacidad de entendimiento, sus sentimientos y emociones. Por lo tanto, confieren una enorme importancia a aspectos tales como: lo  motivacional intrínseco, al interés y la curiosidad natural que tiene la persona por aprender y a la situación de confianza, seguridad, libertad, seguridad y alegría en las cuales debe facilitarse el aprendizaje.

A partir de allí adquiere vital relevancia la educación que tiene como centro de atención a la persona en todo su contexto, considerando su conformación interna, su capacidad para adecuarse al momento y las situaciones que se le presenten. Solamente si se cumple esta premisa se podrá tender -por parte de esa persona- a la consecución de un aprendizaje adecuado a sus condiciones, a sus necesidades, al darle un valor intrínseco a todos aquellos factores que de una u otra forma condicionan el aprendizaje.  

Para Carl Rogers, el aprendizaje “es un proceso significativo, individual, específico, basado en las experiencias, con condiciones para llevar a la transformación de la persona, considerando para ello la satisfacción de sus necesidades” (Tomado en: Santiago Rojas Campos, 2009). Significa esto que el ser humano está en condiciones de darse su propio proceso de aprendizaje, tomando en cuenta todos aquellos aspectos que inciden decididamente en su autodeterminación y autorrealización.

El medio psicológico interno de la persona está condicionado por su medio social externo y ambos condicionan su interactuar en la sociedad a la cual pertenece -aprender a aprender-. Todo esto conlleva a configurar en ella una personalidad centrada en su conformación intrínseca y en las vivencias obtenidas, lo cual le permite adecuarse al proceso educativo que se esté implementando para un momento determinado y en base a ésta propender a su autorrealización, autodeterminación y su autoformación como un ser social necesario para adecuar su sociedad a los nuevos tiempos.

La educación centrada bajo la concepción humanista considera al/a la estudiante como el punto central sobre el cual deben confluir todos los esfuerzos que se tiendan a realizar para lograr el desarrollo de su creatividad, su autorrealización, con capacidad para reflexionar ante los momentos que se le presenten, con iniciativa propia; siempre tomando en cuenta primeramente su auto capacidad de regulación y de acomodo a su esfera social-ambiental-cultural-educativa. Todo esto está en consonancia con lo dispuesto en el sistema educativo que se busca implementar en la Aldea Joaquina Sánchez, basado éste en las ideas educativas bolivarianas. No se puede aplicar y alcanzar un excelente proceso educativo sino se toma en cuenta la capacidad de la persona para ser ella misma, para auto transformarse y para autorrealizarse.

El maestro Luis Beltrán Prieto Figueroa, llama a este humanismo centrado en la educación: Humanismo Democrático. Para él significa la capacitación moral del ciudadano para que pueda ejercer la práctica de las instituciones libres. Para el maestro de Venezuela el humanismo en educación se plantea “desarrollar las virtualidades del hombre, colocándolo en su medio y en su tiempo, al servicio de los grandes ideales colectivos y concentrado en su tarea para acrecentar y defender valores que, si fueran destruidos pondrían en peligro su propia seguridad, constituye, en nuestro concepto, el fin supremo de la educación” (1959, 17).

En Venezuela se concibe una educación dirigida a enaltecer los valores humanos como derechos fundamentales, basada en la capacidad y la creatividad de todas y cada una de las personas para participar en su proceso de formación. Recogido esto en las normativas legales establecidas: Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, Ley Orgánica de Educación y en las nuevas concepciones educativas establecidas: Sistema Educativo Bolivariano, Nuevo Currículo Nacional. Se busca implementar una educación netamente humanista centrada básicamente en la persona, en las masas, en la educación popular propugnada por el Libertador.

Todos los principios rectores del Humanismo Social (Humanismo Democrático) están contenidos en la Ley Orgánica de Educación (2009). En ella el Estado venezolano considera de total trascendencia la atención primera del ser humano al establecer que éste debe ser atendido mediante una educación democrática, gratuita y obligatoria, integral; mediante la cual se puede formar a las personas para la libertad, para la paz, para la igualdad, la justicia social, entre otros. Todos estos aspectos contenidos en las ideas educativas del Libertador Simón Bolívar.

La educación venezolana, basada en un Humanismo Social (Humanismo Democrático), busca desarrollar en las personas los principios y valores rectores, derechos, garantías y deberes en educación, de acuerdo con los principios constitucionales y orientada por valores éticos humanistas para la transformación social. Ésta constituye el eje central en la creación, transmisión y reproducción de las diversas manifestaciones y valores culturales, invenciones, expresiones, representaciones y características propias para apreciar, asumir y transformar la realidad.

Por lo tanto, la educación es un derecho humano y un deber social fundamental y está orientada al desarrollo de la creatividad en cada ser humano, considerando para ello condiciones históricamente determinadas. Se resume aquí la gran importancia que tiene la educación para alcanzar un ser humano capaz de vivir dentro de una determinada sociedad y transformarla -la sociedad venezolana-, a su vez lograr su libertad e independencia y mantenerlas para su beneficio futuro y el desarrollo de la misma.

Para ello el Estado asume como papel relevante la atención al proceso educativo que se desarrolla en el país, desde sus primeras etapas hasta el nivel universitario, para formar a la ciudadana/al ciudadano requerido para obtener el desarrollo necesario para ser una gran nación. En base a ello, Luis Beltrán Prieto Figueroa (2005: 19), le otorga preeminencia en la cuestión educativa de los pueblos al señalar: “El Estado educa, en primer lugar, para que adquieran armónico desenvolvimiento las virtualidades positivas del hombre”.  

Esta concepción humanística está concebida en el pensamiento educativo del Libertador (1821) cuando afirma que el maestro debe ser un hombre de genio que conozca el corazón humano, y que dirija con arte un sistema sencillo y un método claro y natural. Y reafirma la gran importancia que para él reviste la función docente al señalar: “el objeto más noble que puede ocupar al hombre, es ilustrar a sus semejantes” (Tomado en: Perozo, Luis, 2010). 

Para resumir la importancia que adquiere el Humanismo Social como la tendencia elemental para la transformación de la sociedad venezolana mediante la educación participativa, protagónica, gratuita y obligatoria de las ciudadanas y los ciudadanos, con énfasis en lo emocional, afectivo y motivacional como potenciador del aprendizaje, es conveniente citar el artículo 14 (pág. 9) de la Ley Orgánica de Educación (2009) en el cual se aborda con propiedad lo relativo a lo establecido en el Humanismo para que se obtenga el conocimiento necesario:  “…La educación regulada por esta Ley se fundamenta en la doctrina de nuestro Libertador Simón Bolívar, en la doctrina de Simón Rodríguez, en el humanismo social y está abierta a todas las corrientes del pensamiento…”.

Se configura en la Ley, intrínseca y complejamente, el aprender a aprender contextualizado por los humanistas, así como el aprender a crear, aprender a convivir y a participar, aprender a valorar y aprender a reflexionar, como ejes fundamentales de la nueva educación venezolana. Todo esto sustentado bajo la premisa del humanismo social recogido en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela y, emanado desde el pensamiento mismo del Libertador.

La educación centrada bajo la concepción humanista considera al/a la estudiante como el punto central sobre el cual deben confluir todos los esfuerzos que se tiendan a realizar para lograr el desarrollo de su creatividad, su autorrealización, con capacidad para reflexionar ante los momentos que se le presenten, con iniciativa propia; siempre tomando en cuenta primeramente su auto capacidad de regulación y de acomodo a su esfera social-ambiental-cultural-educativa. No se puede aplicar y alcanzar un excelente proceso educativo sino se toma en cuenta la capacidad de la persona para ser ella misma, para auto transformarse y para autorrealizarse.

Lo que se puede llamar la filosofía bolivariana se circunscribe dentro del Socialismo Bolivariano como la máxima expresión del humanismo social, al democratizar todas las estructuras  de poder del Estado, el cual se convierte en protector de las clases olvidadas y al servicio de las comunidades organizadas; estimula la participación popular en todas las fases de la economía, lo social, lo cultural, y le da preeminencia a la educación como formadora de una nueva versión de ciudadanos y ciudadanas; en sí, se fundamenta en cuatro preceptos bolivarianos: unidad, justicia, libertad, igualdad, como máximas de la sabiduría histórica-social-educativa del Libertador.

Para ello el Libertador sostiene: “Los hombres nacen todos con los derechos iguales a los bienes de la sociedad…La naturaleza hace a los hombres desiguales, en genio, temperamento, fuerza y caracteres. Las leyes corrigen estas diferencias porque colocan al individuo en la sociedad para que la educación, la industria, las artes, los servicios, las virtudes, les den una igualdad ficticia, propiamente llamada política social”…(Discurso de Angostura, febrero de 1819).

Simón Bolívar El Libertador
La Filosofía Bolivariana une al pueblo y al ejército en un todo, con el fin de sustentar el Sistema Bolivariano, preservar sus instituciones, defender la Patria, y no utiliza las armas para proteger y defender una sociedad de privilegios, sino la educación. Por lo tanto, se fundamenta en una verdadera transformación de las estructuras educativas imperantes en Venezuela, cuando el Libertador señala: “El Sistema de Gobierno más perfecto, es aquel que produce la mayor suma de felicidad posible, mayor suma de seguridad social y mayor suma de estabilidad política”. (Discurso de Angostura, febrero de 1819).

Su filosofía, sostenida a través de los tiempos, es una nueva estructura jurídica de gobernabilidad, sustentada en un proyecto de políticas sociales, donde domina el reino de la igualdad de oportunidades, respeto de la dignidad humana. Sostiene el Libertador: “Son derechos del hombre: la libertad, la seguridad, la prosperidad y la igualdad. La felicidad general, que es el objeto de la sociedad, consiste en el perfecto goce de estos derechos”. (Constitución Política de los Estados Unidos de Venezuela de 1819).

Referencias

Asamblea Nacional. Constitución de la República Bolivariana de Venezuela de 1999. Gaceta Oficial de la República Bolivariana de Venezuela Nº 5.453. Extraordinario.  Marzo 24 de 2000. Caracas.

Asamblea Nacional. Ley Orgánica de Educación de 2009. Gaceta Oficial N° 12428. Caracas – Venezuela.

Perozo Cervantes, Luis. Historia de la Sociedad Bolivariana. Tomado en: http://www.sociedad-bolivariana-blogspot/2006/10/historia-de-de-la-sociedad-bolivariana.html. (2010). 15/08/2010.

Prieto Figueroa, Luis Beltrán. El Humanismo Democrático y la Educación. Libro Digital. Segunda Edición. IESALC-UNESCO / Fondo Editorial. Caracas. 2005.

Prieto Figueroa, Luis Beltrán. El Magisterio Americano de Bolívar. Libro Digital. Fundación Biblioteca Ayacucho. Caracas. 2006.

Rojas Campos, Santiago. Concepciones Humanistas Contemporáneas. Tomado en: http://www.escolares.net/concepcioneshumanistas.php?ide=1042. (2009) 02/02/2011.

Ruiz, Santiago y Tirado, Domingo. La Ciencia de la Educación. Segunda Edición. Editorial Atlante. México.1940.

Valera Alfonso, Orlando. Las Corrientes de la Psicología Contemporánea. Revisión Crítica desde sus Orígenes hasta la Actualidad. Cuba. s/f.

Autor: Licdo. Roger José Glod Montaño.
Profesor Asesor de la Misión Sucre.
Aldea Universitaria Joaquina Sánchez.
San Félix – Estado Bolívar.
Fecha: 25 de julio de 2011.

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